Nuestra profesora Rocío repartió unas ciertas páginas en blanco y negro con unas formas extrañas. Pero claro está, que después tenía su concordancia. Ese papel que nos dio formaba parte de una figura, pero esta había sido dividida en pedazos. Para poder formar los distintos grupos deberíamos reunirnos con aquella persona que también tuviera un papel que encajara con el tuyo. Y ahí creamos el grupo con Montaña, Phoebe, Coraima y yo. Después de disponernos por distintos sitios de la clase cada uno de los grupos creados, Rocío nos repartió otra hoja que contenía una frase única y sobre todo especial. La mía trataba sobre el poder propio. El poder que tiene uno mismo para hacer las cosas si realmente, y eso es lo más importante quiere hacerlo. Porque poder... es querer.
A continuación, nos repartió unas cartulinas (que bajo mi opinión nos tocó la más bonita) y unos lápices de colores para que dieramos vida a esos trozos de papel primeros. Rosa, amarillo, verde, azul... eran los colores que mi parte del ''puzzle'' tenía. Ahora, deberíamos pegarlos en la cartulina y poner aquello que os ha parecido tanto esa forma que te había tocado para formar el grupo como la frase que nos repartió. En mi caso puse:
Para terminar esta pedagogía crítica de la teoría de la desescolarización de Ivan Illich, me gustaría recalcar que ha sido una de las mejores clases hasta el momento en la universidad. Me sentía alegre, creativa y por supuesto, con ganas con muchas ganas de plasmarle a mis compañeros todo lo que había sentido en esa hora gracias a lo dos trozos de papel que me había dado Rocío.
Me sentía tan feliz y tan orgullosa de haber elegido ser educadora social de camino a casa... que esa sensación solo lo sabe realmente la persona que lo siente.
Como último remate acerca de este autor, me gustaría añadir el prezi que realizaron mis compañeras Marina y Lucía de esta teoría pero que lo hicieron en privado ya que no podían hacerlo por diversos motivos en horario de clase:
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